Encontrad lo que os encanta y dejad que os mate.
Parece que nos hemos convertido en una sociedad de creatividad perdida y añorada. Un mundo en el que la gente se ha rendido (o los han forzado a rendirse) a una vida sonámbula compuesta por el trabajo, las obligaciones domésticas, los pagos de la hipoteca, la comida basura, la tele basura, el todo basura, ex mujeres enfadadas, hijos con déficit de atención y el gran atractivo de comer pollo en un cubo mientras se mandan e-mails a clientes a las ocho de la tarde en un fin de semana.