El acto de crear un objeto tiene relación con el hecho de reinventar el mundo entero.
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¿NIDO O CUEVA?
El nido y la cueva son formas primordiales de la arquitectura, aunque en un sentido sean antitéticas. El nido es un “lugar funcional” configurado de forma acogedora en beneficio de sus residentes, ya sean personas o animales. Por el contrario, la cueva existe autónomamente, no es una construcción humana, sino un lugar que surge a partir de un fenómeno natural, con independencia de las necesidades o conveniencia de los que la habitan. Aun así, es incuestionable la idoneidad de la cueva. En una cueva hay superficies cóncavas y convexas, imprevisibles expansiones y contracciones. Al entrar en una cueva la humanidad puede redescubrir formas de vida a partir de esos rasgos geológicos. Y gradualmente empezar a asimilar sus vidas a esa geomorfología: las depresiones de la caverna parecen apropiadas para dormir, su altura es adecuada para comer, o los recovecos pueden ser pequeños recintos de intimidad. En vez de tratarse sólo de un funcionalismo autoritario, en la cueva estamos ante un lugar que puede estimular y facilitar distintas actividades. Los seres humanos pueden descubrir ahí nuevos usos cotidianos.
El nido y la cueva podrían parecer semejantes, pero de hecho responden a conceptos diametralmente opuestos. Uno es un lugar funcional, hecho para los seres humanos; y el otro, es un lugar del que se aprovechan los seres humanos; un “otro” lugar para la gente. Sin embargo, precisamente por tratarse de algo distinto, la cueva está llena de posibilidades de descubrimientos fortuitos. Además, no necesita parecer una cueva para que podamos llamarla así. En cambio, cabría imaginar la cualidad cavernosa, que podríamos denominar caverna transparente, como una forma pura.
La arquitectura del futuro debería parecerse más a las cuevas que a los nidos. No obstante, el problema está en que la cueva es una formación natural geológica, una realidad ajena al ser humano. ¿Son posibles las “cuevas artificiales” en una ‘arquitectura creada por el hombre’? El gran enigma es si seremos capaces de crear algo que carece de intención o la trasciende. Sólo la cueva artificial y transparente señala las potencialidades de la arquitectura del mañana.
GRADACIONES
Gradación es una palabra que será la clave para el futuro de la arquitectura. Por ejemplo, existen infinitos matices cromáticos entre el blanco y el negro, e innumerables valores entre el 0 y el 1. La arquitectura convencional sistematiza nuestro mundo en nombre del “funcionalismo”, como si en él estuviera claramente diferenciado lo blanco de lo negro. Sin embargo, nuestras vidas contemporáneas se basan en miles de acciones impredecibles ligadas unas a otras.
A diferencia de internet, el espacio físico no es capaz de transformarse súbitamente de 0 a 1. En cambio, el encanto del espacio físico reside en la riqueza de gradaciones que se dan en el mundo real entre 0 y 1.
Las gradaciones permanecen latentes en distintos lugares. Pueden encontrarse en los espacios intermedios entre: interior y exterior; arquitectura y urbanismo; mobiliario y arquitectura; privado y público; teatros y museos; casas y calles; materia y espacio; día y noche; inteligibilidad e incomprensibilidad; y dinamismo e inmovilidad. Hay multitud de conceptos intermedios. Deberíamos ser capaces de descubrir esas gradaciones imprevistas y de darles nueva forma. La idea de gradación anuncia enormes posibilidades para la arquitectura.
NOTAS MUSICALES EN EL PENTAGRAMA – LA NUEVA GEOMETRÍA
En el sistema musical basado en el pentagrama, las figuras que representan las formas melódicas se sitúan en las líneas o espacios del pentagrama, y la línea melódica indica el “tiempo homogéneo”. Este método recuerda la arquitectura moderna, en la cual la ordenación de elementos tiene lugar en el 2espacio homogéneo” propio del sistema de coordenadas cartesianas. Según esto, la arquitectura de Mies van der Rohe podría entenderse como un pentagrama vacío. Mires afirmó que la arquitectura (=música) era el propio pentagrama, no la tonalidad acústica inscrita en esas cinco líneas. Fue capaz de ver claramente los fundamentos de la arquitectura.
Intentemos prescindir del pentagrama y dejar que los sonidos floten. ¿Sería un caos? No, puesto que afloran vínculos entre las notas. En la inmensa red de interrelaciones se entrelazan millones de tonos. Existe un orden dinámico y moderado que surge de las relaciones locales. Ese orden que indican las notas musicales es precisamente el orden de la arquitectura del siglo XXI.
EL KIMONO Y EL CUERPO
En Europa la ropa se hace tridimensionalmente para adaptarse al cuerpo humano. Por el contrario, los kimonos japoneses son básicamente planos. Cuando alguien lleva un kimono, se suscita una forma de interacción entre esa superficie y el cuerpo tridimensional. Además, el cuerpo humano es dinámico. Con cada movimiento corporal se reajusta continuamente la interacción entre tejido y cuerpo en formas secuenciales. Los kimonos japoneses no siguen el contorno del cuerpo humano, sino más bien trazan los múltiples movimientos del ser humano. O dicho de otro modo, diseñan el aire alrededor de un cuerpo, diseñan la interacción entre un cuerpo y su kimono.
El cuerpo nunca está inmóvil, está en continuo movimiento y transformación. La ropa asume ese dinamismo, y está hecha para ponerlo de manifiesto. Y lo mismo puede decirse de las vidas humanas, de modo que los lugares donde se ha de vivir deben encarnar esa energía y, al tiempo, desencadenar la producción de escenarios inmersos en la red de divergencias e interacciones múltiples.
En el trabajo de Issey Miyake, materiales, métodos de fabricación, formas, relación con los seres humanos, funcionalidad, belleza, movimiento transformación, reciclado, tecnología, un ingrediente de sorpresa, tradición, futuro y, sobre todo, alegría… Todo cristaliza en una sola cosa. Similar a un ecosistema, esta condición singular es fruto de una red de gran alcance que interconecta las partes, las cuales comienzan a definirse unas a otras. El acto de crear un objeto tiene relación con el hecho de reinventar el mundo entero.
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Extractos de texto y dibujos del número monográfico de la revista El Croquis nº 151, Sou Fujimoto 2003-2010.
Fotografías:
Sou Fujimoto (David Vintiner)
Serpentine gallery (http:// blogsias.gr)
Diseño de Issey Miyake (Irving Penn, 1983)