El cine en el cine
Desde sus inicios el cine ha necesitado hablar sobre si mismo, desde aspectos tan diferentes como el homenaje, la parodia, el recuerdo, la crítica, la nostalgia, la caricatura, la sátira e incluso el plagio. Especialmente significativas resultan aquellas situaciones en las cuales se pretende que el espectador sea consciente de la puesta en escena, explicitando el artificio que la construcción cinematográfica comporta.
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La seducción del plano secuencia
Numerosos creadores de disciplinas muy diversas han sentido la atracción de incluir en sus obras un plano secuencia, recurso formal siempre de comprometida factura. The Rope [Alfred Hitchcock, 1948], Touch of Evil [Orson Welles, 1957] o Der Lauf der Dinge [Peter Fischli y David Weis] constituyen un buen ejemplo de ello.
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La ciudad falsa. El espacio urbano como actor.
El cine inventa una nueva forma de reconocer la ciudad. Puede incluso reinventarla, desde la mirada extranjera y atemporal con la que todo cineasta trabaja.
Mirar es a la vez conocer y decidir, dos prácticas estrechamente ligadas a la condición humana. El cine, de alguna manera, nos ha enseñado a mirar nuestras ciudades desde una perspectiva diferente, construyendo en nuestra mente una falsa memoria de los espacios urbanos que nos muestra.
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Gramática del arte (1993)
El compuesto de dos mitades izquierdas de una cara puede resultar curioso, pero no excitante. La simetría podría ser descrita como equilibrio axial, pero el equilibrio más estimulante es el asimétrico. Esto es, el equilibrio de un kilo de plumas y un kilo de plomo. El volumen difiere, pero la balanza muestra equilibrio.
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Entender una fotografía (1972)
Las fotografías testimonian una elección humana en una situación determinada. Una fotografía es el resultado de la decisión del fotógrafo de que merece la pena registrar que ese acontecimiento o ese objeto se han visto. Si todo lo que existe se fotografiara continuamente, las fotografías carecerían de sentido.
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Gould y Monsaingeon. Forma, estructura y método.
Un hotel de Toronto fue testigo en Julio de 1972 del primer encuentro entre Glenn Gould y Bruno Monsaingeon. La fructífera amistad desarrollada entre ambos a lo largo de 10 años nos legó un importante conjunto de documentos audiovisuales y textos escritos, esenciales para entender el proceso creativo del pianista y otorgar claves sin duda extrapolables a o otros campos creativos como la arquitectura.
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